AMLO y la prensa
El presidente ha tenido varios roces con distintos periodistas. Al igual que muchos otros mandatarios en el mundo, AMLO ha por igual a varios periodistas, desde aquéllos que en su momento estuvieron apoyándolo hasta los que han criticado su gobierno desde su inicio.
Parece que el presidente López Obrador nunca se cansará de pelearse con los periodistas. Si su amigo Donald Trump declaró que “muchos de los medios de información son en verdad el enemigo del pueblo”, López Obrador ha retomado la obsesión y la ha multiplicado.
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Lo más curioso del caso es que AMLO ha descalificado por igual contra periodistas de izquierda, que lo han apoyado toda la vida, que contra quienes han sido críticos desde un principio. Este 20 de diciembre, por ejemplo, arremetió contra Ricardo Rocha, “que ahora veo que se nos lanza; desde hace años era de los más progresistas, de más pluralidad en aquellos tiempos, y ahora desconocido completamente”. De Carmen Aristegui dijo en febrero de 2022 que, “a la hora de las definiciones, se fue, o así pensaba siempre, pero simulaba; está a favor del bloque conservador”. El presidente exige sumisión absoluta de los periodistas.
El 14 de diciembre AMLO declaró que, por escuchar mucho a Ciro Gómez Leyva, Carlos Loret de Mola o Sergio Sarmiento, “le puede salir a uno un tumor en el cerebro”. Un día después, el 15, Gómez Leyva fue objeto de un ataque a balazos del que salió ileso gracias a que traía una camioneta blindada. A la mañana siguiente el presidente le expresó su solidaridad y le dijo que “no está solo, y eso por convicción, porque tenemos diferencias y las vamos a seguir teniendo, pero es completamente reprobable que se atente contra la vida de cualquier persona”. Para el lunes siguiente, sin embargo, ya había olvidado la solidaridad y atacó nuevamente a Ciro y a otros periodistas. El martes 20 sugirió que el ataque pudo haber sido un “autoatentado”.
Los ataques contra medios y periodistas han sido constantes desde que López Obrador asumió la Presidencia. No solo ha arremetido contra medios nacionales, también ha descalificado al New York Times, el Washington Post, el Financial Times, The Economist y El País, a todos los cuales ha tildado de conservadores y de estar involucrados en un complot para atacar a su gobierno.
Lo que parecía una simple característica menor del carácter del presidente se ha convertido en una mancha para el país. México es hoy el país más peligroso del mundo para ejercer el periodismo, según Reporteros Sin Fronteras, Artículo 19 y otras organizaciones internacionales. Si bien los asesinatos son cometidos por el crimen organizado y no por el gobierno, los constantes ataques del mandatario a los periodistas preocupan cada vez más. Por lo pronto, 14 periodistas han sido asesinados solamente en 2022.
En marzo de 2022 el Parlamento Europeo pidió a las autoridades mexicanas que garanticen la protección de los periodistas y declaró que “observa con preocupación las duras y sistemáticas críticas formuladas por las más altas autoridades del gobierno mexicano contra los periodistas y su labor”. Aludió, en concreto, a la “retórica populista” del presidente en sus conferencias de prensa diarias para denigrar e intimidar a los periodistas independientes. Este 20 de diciembre el titular del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Volker Türk, declaró que los periodistas en México “necesitan protección, no ataques, de las autoridades”.
El presidente puede pretender que todos los periodistas de México y del mundo son conservadores y forman parte de una gran conspiración contra su persona, como afirmaba también Trump, pero las cosas están llegando a un punto en que el prestigio internacional de México como país democrático que respeta el estado de derecho empieza a desmoronarse. Esto puede afectar las inversiones y el trato de las naciones democráticas. Un país que tiene el mayor número de periodistas asesinados en el mundo, por arriba incluso de Ucrania, no puede darse el lujo de tener a un presidente que todos los días descalifica a los periodistas.