De Norma Piña a Wendy Guevara

Matel acaba de sacar a la Barbie María Félix, la Doña -como se le reconoció en el cine nacional- tendría 109 años. Fui a buscar sus frases icónicas y encontré una: “Protesten, quéjense, no se dejen, prepárense, hagan de su vida lo que ustedes desean y no lo que sus hombres les permitan ser. Amen y háganse amar. No se conformen con poco. Este será de hoy en adelante un país de mujeres. Ahora nos toca”.

Un tiro directo a una sociedad mexicana en donde el machismo y la misógina ha causado impactos negativos no solamente en las mujeres, también en los hombres. Reprimir nuestro lado femenino, incluso castigándolo nos ha teñido trastocados hasta emocionalmente.

No quiero entrar en debates insulsos, sólo lo que es. En la historia de nuestro país Leona Vicario, Josefa Ortiz de Domínguez, Sor Juana Inés de la Cruz, Frida Kahlo y nombres y apellidos recientes le dan visibilidad a lo que en términos prácticos representamos las mujeres: un poco más del 50 por ciento de la población actual en México.

Deportistas, artistas, enfermeras, trabajadoras del hogar, policías, amas de casa, todas estamos construyendo algo que hasta ahora ha sido parcialmente conocido, el que las mujeres tomemos decisiones al frente de la vida privada y la pública.

Entre tantos cambios y autoeducarnos en los desafíos que eso representa, este año lo empezamos teniendo en la Suprema Corte de la Justicia de la Nación a la Ministra Norma Piña como la primera Presidenta en la historia.

También las candidatas puntero de la oposición y la mayoría son mujeres (Claudia y Xóchitl) y en días pasados ganó una chica trans uno de los concursos millonarios en espectadores y dinero. Con 18 millones de votos, cualquiera le ofrecería la Presidencia, sólo que a ella no le gusta la política.

¿Qué sigue en esta fascinante historia? Mientras la hacemos, este país ya no es el mismo. No lo es.