La renuncia de Marcelo
Sergio Sarmiento aborda que con su renuncia, Marcelo Ebrard busca ejercer presión sobre las demás "corcholatas" de Morena.
Ya no es una simple corcholata. Marcelo Ebrard se ha convertido en un aspirante formal a la candidatura de Morena a la Presidencia de la República. Lo ha hecho al anunciar este 6 de junio su renuncia al cargo de secretario de Relaciones Exteriores “con el propósito de dedicarme de lleno, con alegría y resolución, a defender el proyecto que encabeza nuestro presidente Andrés Manuel López Obrador en toda la República Mexicana”.
El canciller había pretendido hacer el anuncio un día antes, pero se contuvo ante la convocatoria del presidente a una cena ese mismo lunes 5 de junio en la que participaron todos los aspirantes a la candidatura de Morena, así como la mayoría de los gobernadores del partido. No sabemos realmente lo que el presidente les dijo en esa cena, que de manera significativa no se realizó en Palacio Nacional sino en un restaurante privado, El Mayor, en la Librería Porrúa cercana al Templo Mayor en el centro histórico de la Ciudad de México.
Varios de los participantes declararon que la cena tuvo como objetivo celebrar la victoria de Delfina Gómez en la elección al gobierno del Estado de México el 4 de junio, pero hay dudas serias. Nunca había el presidente convocado a una reunión así para festejar el triunfo de un candidato. El nivel de invitados, además, parece desproporcionado para un simple festejo por una victoria a un gobierno estatal.
Ebrard declaró que su renuncia se hará efectiva el 12 de junio, un día después de que el Consejo Nacional de Morena defina las reglas para seleccionar al candidato presidencial. Ebrard ha insistido en que todos los aspirantes, las llamadas corcholatas, deben renunciar a sus cargos para contender por la candidatura, pero hasta el momento nadie más parece preparado para tomar la decisión. El presidente nacional de Morena, Mario Delgado, ha dicho que “para garantizar la equidad” todos los aspirantes “deberían estar fuera de sus cargos”, pero ha añadido que las reglas deben definirse en la convocatoria que se anuncie el próximo domingo, 11 de junio.
Con su renuncia, Ebrard busca presionar a sus rivales, especialmente a Claudia Sheinbaum, quien encabeza hasta este momento las encuestas. Adán Augusto López Hernández, el secretario de Gobernación, ha dicho que hay que actuar con “serenidad”.
La decisión de Ebrard, sin embargo, tiene sentido. El cargo de canciller es el que menos oportunidades permite para hacer campañas encubiertas, como las que han venido realizando todos los aspirantes. Por otra parte, si Marcelo quiere rebasar a Claudia, necesita dedicar más tiempo a promoverse personalmente.
En realidad, la campaña ya ha empezado. Todas las ciudades y carreteras del país están tapizadas de propaganda electoral. Pero eso no significa que el proceso no genere problemas. Para empezar, es ilegal hacer campañas en este momento. Nadie sabe, por otra parte, de qué vivirán los aspirantes cuando dejen sus cargos. Todos dicen respetar la austeridad republicana y afirman que no tienen grandes recursos propios. Supuestamente, ninguno podría vivir sin trabajar mucho tiempo, ni lo podrían hacer los funcionarios que han dejado otros puestos, como ha ocurrido con varios miembros de la cancillería, para apoyar a sus candidatos.
La verdad, sin embargo, es que todos demuestran tener capacidad para gastar fuertes cantidades en el intento por ganar la candidatura presidencial de Morena. Y a todos les sobra ambición para lograrlo.