Los dos caminos del INE
Dos relatos disputan la interpretación sobre el futuro del Instituto Nacional Electoral (INE). El primero, afirma que el INE ya ha sido capturado por Morena.
Bajo esa óptica, la llegada de una presidenta y otros dos consejeros con vínculos con el partido en el gobierno, hace posible afirmar que las decisiones que tome el árbitro electoral ya estarán sesgadas para favorecer al presidente y los suyos.
El otro enfoque sostiene que no hay cabida para el pesimismo pues quienes recién se integraron, además de tener amplia experiencia en temas electorales, se sumarán a un consejo que tomará decisiones en función de sus once integrantes y no solo de quienes hoy llegan con una posible afinidad partidista.
Es imposible en este momento saber cuál de estas lecturas es la correcta, sin embargo, falta poco para que tengamos la respuesta.
De entrada, porque en los siguientes días el nuevo consejo deberá definir posiciones clave como el nuevo Secretario Ejecutivo que reemplazará a Edmundo Jacobo, lo que significa que tendrán que tener un acuerdo de al menos 8 integrantes. ¿Qué perfiles pesarán para esa y otras posiciones directivas, las personas con experiencia y neutralidad o funcionarios militantes?
¿Qué pasará también con la resistencia del INE frente al llamado Plan B que se encuentra temporalmente suspendido
¿Se mantendrán los recursos que aprobaron - entre otros - los siete consejeros que no cambiaron en esta renovación o cederán a la presión de la nueva presidencia del Instituto que parece alejada de esa defensa institucional?
Quienes llegaron por la gracia de la tómbola, empezarán a mostrar en los hechos, qué integridad política y técnica tienen, y si su llegada es una nueva etapa - así sea con nuevos equilibrios o acentos - o una demolición de la credibilidad que tantos años tardó en construir la autoridad electoral.
Dos relatos seguirán en disputa, pero solo uno se podrá sostener en la realidad.