Otra vez la improvisación
Padres y madres de familia, profesores, especialistas del área de la salud y políticos de los partidos de oposición a Morena manifestaron sus preocupaciones sobre este apresurado regreso a clases presenciales. Tenían razón.
El ciclo escolar 2021-2022 de educación básica comenzó y las expectativas también. Recién concluyó la primera semana de clases presenciales y ya han cerrado planteles escolares en Coahuila, Guanajuato, Veracruz, Puebla, San Luis Potosí y Morelos, para frenar el contagio de coronavirus.
Apenas el lunes 30 de agosto, más de 11 millones 400 mil niñas y niños regresaron a estudiar a las aulas de casi 120 mil escuelas ubicadas en 30 entidades del país, con el apoyo de 970 mil 617 maestras y maestros.
Desde el principio, padres y madres de familia, profesores, especialistas del área de la salud y políticos de los partidos de oposición a Morena manifestaron sus preocupaciones sobre este apresurado regreso a clases presenciales. Tenían razón.
Con más de 258 mil víctimas mortales desde el inicio de la crisis sanitaria y en plena tercera ola de la pandemia, la Secretaría de Educación Pública (SEP) dio el banderazo de salida para la apertura de las escuelas, pese a la falta de servicios básicos en los planteles y la ausencia de protocolos para reducir el riesgo de contagios.
Durante 17 meses de confinamiento, las escuelas permanecieron cerradas, muchas de ellas fueron saqueadas y la mayoría quedaron sin servicios de mantenimiento ni tuvieron adecuaciones para garantizar la ventilación de las aulas.
Lo que ha ocurrido en el mundo debió servir de experiencia y, como pasó con las pruebas Covid y el seguimiento de contagios, el Gobierno de México ignoró las tendencias internacionales.
Mientras Israel le apostó a una acelerada campaña de vacunación, que incluyó a menores de entre 12 y 17 años de edad, en nuestro país los niños quedaron excluidos y sólo el 20 por ciento de la población adulta cuenta con el esquema completo de vacunación.
En Italia impulsaron un regreso a clases presenciales escalonado, con el arranque de los alumnos de primaria; semanas después tocó el turno de los estudiantes de secundaria y luego el de los universitarios. Así fue como lograron mantener el control ante posibles infecciones. En México todos regresaron a las aulas al mismo tiempo.
De acuerdo con el reporte sobre infecciones de la Secretaría Ejecutiva del Sistema Nacional de Protección de Niñas, Niños y Adolescentes (SIPPINA), sólo en la primera semana de agosto se registraron mil 801 casos de Covid-19 en ese sector de la población, lo cual representa la cifra más alta de contagios registrados en una semana desde abril del 2020, cuando comenzaron a emitirse los reportes sobre contagios entre menores de edad.
La epidemia sigue sin control, los niños no han sido vacunados y la cruda realidad es que una de cada cinco escuelas no tiene acceso al agua, indispensable para evitar contagios de Covid-19.
Todos coincidimos en la necesidad de que los menores socialicen con sus compañeros y puedan responder las dudas de los cursos con sus profesores. El tema, una vez más, es la falta de preparación y la improvisación que puede poner en riesgo la salud de los pequeños.