Pausar la reforma

El periodista Sergio Sarmiento aborda la propuesta para detener la reforma electoral y no llevarla al Pleno el próximo 1 de septiembre.

Pausar la reforma
FOTO: Cuartoscuro

Morena había lanzado un tren legislativo sin frenos que estaba a punto de descarrilar. Mario Delgado, el presidente del partido, ofreció dar al presidente López Obrador “un gran regalo, como una gran despedida, como un gran homenaje que le tenemos que brindar”. Buscaba que la iniciativa de reforma judicial se presentara en el pleno de la Cámara de Diputados el mismo 1 de septiembre, el día de inicio de la LXVI legislatura, para concluir el regalo antes del fin del sexenio, el 30 de septiembre de este año.

Por eso la reforma judicial y otras iniciativas estaban siendo empujadas en la actual Cámara de Diputados con tanta premura y descuido. La iniciativa original de López Obrador, presentada el 5 de febrero, estaba mal concebida y aterrizada. La elección de 1,700 jueces y magistrados federales, con varios candidatos para cada juzgado, generaría un proceso enorme, muy costoso y difícil de controlar. Quizá esa era la idea, para permitir que Morena tomara el control absoluto del poder judicial o para abrir discretamente la puerta a ciertos grupos del crimen organizado. Pero las posibilidades de que las cosas salieran mal eran enormes.

Muchos otros aspectos de la reforma son complicados. El tiempo que va a transcurrir entre el momento en que se destituya a los juzgadores actuales, se realice la elección de los nuevos jueces y estos lleguen a los tribunales, y además aprendan sus responsabilidades, puede ser muy prolongado. Más lo será el lapso de lectura y análisis de los enormes expedientes atorados desde hace años en los tribunales. Lo más probable es que, con la reforma, los procesos judiciales tengan una parálisis de varios años.

Quizá por eso este 27 de agosto, después de una reunión de la presidenta electa, Claudia Sheinbaum, con los nuevos diputados de Morena, el coordinador de la nueva bancada, Ricardo Monreal, salió a anunciar una pausa. Dijo a los reporteros: “Vamos a los plazos de publicidad, la deliberación, la discusión en lo general, la discusión en lo particular, para hacer amplio el debate, que sepan los mexicanos que lo estamos aprobando”.

Con López Obrador las cosas nunca se han hecho así. Muchas de las iniciativas del presidente eran procesadas en vía rápida, con dispensa de trámites y la instrucción de no cambiar una sola coma. A veces no se permitía a los legisladores siquiera el tiempo para leer las leyes que estaban aprobando. Ha sido tanta la prisa, de hecho, que muchas de las iniciativas de AMLO han sido invalidadas por la Suprema Corte sin considerar el fondo, por las graves violaciones al procedimiento parlamentario. Esto ocurrió, por ejemplo, con las 20 iniciativas aprobadas el “viernes negro”, 28 de abril de 2023, en una sola sesión del Congreso.

Las cosas, al parecer, serán diferentes en este sexenio. El propio Monreal dijo a los reporteros al salir de la reunión que la decisión de respetar todas las partes del proceso “es una sugerencia” de la presidenta electa. En lo que concierne a la reforma electoral, esta sufrirá más que una pausa: será excluida por lo pronto de las reformas que el presidente lanzó el pasado 5 de febrero y que deben ser aprobadas en este sexenio. Según Monreal: “La presidenta electa ha considerado que requiere de un mayor análisis, reflexión, la reforma electoral, porque tenemos que completarla bien. No quiere decir que no se vaya a hacer, sino vamos a esperar un mejor momento”.

La cautela es bienvenida, por supuesto, sobre todo después de la legislación siempre a punto de descarrilar en las vías rápidas de AMLO. Pero cuidado. El que la reforma electoral que acabaría con el actual INE haya sido colocada en la congeladora puede ser un simple premio, o regalo, para los consejeros del INE por haber aceptado la sobrerrepresentación legislativa de Morena y sus partidos satélite.