SOS Cuba

Miles de personas salieron a protestar el 11 de julio a las calles de 40 ciudades y pueblos de Cuba, una nación azotada por el coronavirus y castigada por la peor crisis económica en 30 años.

SOS Cuba
SOS Cuba

Miles de personas salieron a protestar el 11 de julio a las calles de 40 ciudades y pueblos de Cuba, una nación azotada por el coronavirus y castigada por la peor crisis económica en 30 años.

Cuba importa el 70 por ciento de los alimentos que consume y sus ingresos de comercio exterior se han desplomado debido al cierre de la industria turística causado por el Covid-19.

Los cuerpos policiales y militares del gobierno encabezado por Miguel Díaz-Canel, tienen el monopolio absoluto de las armas y han utilizado la fuerza y la violencia para acallar las protestas de una población desarmada y desesperada. Los videos de la represión, que han circulado en las redes sociales, son impactantes, devastadores.

El apagón digital ha impedido a la comunidad internacional conocer lo que ocurre en la isla caribeña. El régimen castrista pretendió evitar la socialización de las protestas; aun así, Human Rights Watch reporta que el saldo son decenas de heridos, una víctima mortal y más de 200 personas que fueron arrestadas, que están presuntamente incomunicadas y cuyo paradero es desconocido.

El drama que hemos podido conocer, pese al bloqueo de las redes sociales, estremece: mujeres y hombres exigiendo medicinas y comida. ¡Están muriendo de hambre!

Los habitantes de los barrios cubanos más pobres son quienes han salido a las calles para protestar contra el régimen y lanzar un desesperado grito de auxilio.

Son muchas décadas de tristeza y pobreza acumuladas, gente que cambia noches de sexo por un jabón o una pasta de dientes; mujeres y hombres que pasan largas horas haciendo fila para conseguir comida y papel sanitario, personas que tienen prohibido reunirse con amigos en sus hogares, porque la autoridad considera que ahí es donde se fraguan los complots contra el gobierno castrista.

Son las protestas populares más grandes ocurridas en Cuba en los últimos 60 años. Al estruendo, la autoridad ha respondido como lo hace un régimen dictatorial: con represión, amenazas y persecución política.

El propio Ministerio del Interior ha advertido que habrá condenas de entre 8 y 20 años de prisión, pues compartir una queja en sus cuentas de Facebook o subir un video coreando un estribillo contra el régimen, es considerado un delito.

Ya no hay más espacio para gritar “¡Patria o muerte!”, esa frase revolucionaria que Fidel Castro usó durante 30 años para defenderse del intervencionismo yanqui y mostrarse como una víctima del bloqueo comercial impuesto por Estados Unidos.

Los cubanos merecen una Cuba distinta, una Cuba libre, una Cuba con esperanza. Y nos debe quedar claro, que no es lo mismo embargo que bloqueo, bloqueo es lo que aplica el gobierno de Cuba a sus ciudadanos los cuales no pueden pescar para darles de comer a su familia, recoger limones del árbol que tienen en su patio y vendérselos al vecino, coser ropa para vender sin un permiso del gobierno, ni traer de fuera de la isla medicamentos aunque sean para un familiar. Las dos situaciones los tienen hundidos, pero el bloqueo está en manos de su gobierno y eso es una forma de control, de ahí el grito de “Libertad”.

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