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LOS LÍDERES DE LA POLÍTICA

Opinion

Destrucción silenciosa

La desaparición de instituciones clave en México refleja un retroceso silencioso sin resistencia ciudadana.

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Foto: Desconocido

Mario Campos

Mario Campos

Publicada: dic 02 a las 14:29, 2024 - Actualización: dic 02 a las 14:29, 2024

Como aquellos edificios que son derrumbados de forma programada, así ocurre en México con buena parte de las instituciones construidas durante las últimas décadas. Y al igual que sucede con los primeros, quizá el anuncio de su demolición sea clave para entender que nadie se sorprenda ni se asuste cuando ocurre. Hoy en México vemos cómo desaparecen organismos como el Coneval, que no solo mide la pobreza sino que evalúa la efectividad de políticas sociales; el Ifetel, que vela por los intereses de los consumidores y frena el control del gobierno sobre empresas de telecomunicaciones; y por supuesto, espacios como el INAI —junto con todos los institutos de transparencia del país— que son clave para tener más poder de vigilancia sobre todos aquellos actores que manejan recursos públicos. El desmantelamiento de estas instituciones es a la vista de todos, y es evidente que sus supuestos reemplazos no cumplen, ni en el papel ni en los hechos, con las funciones que hoy se dejan de atender.

Sesión INAI 20 de noviembre

Foto: Autor desconocido

¿Es un error del gobierno? No, porque está en línea con el proyecto político que busca concentrar todo el poder en la Presidencia de la República y arrebatar los espacios ganados a la ciudadanía; de tal suerte que hay consistencia en cada una de esas acciones. Lo sorprendente, por tanto, no es que ocurra, sino que no pueda hacerse sin mayor resistencia por parte de la ciudadanía.

Algunos afirman que no es culpa del verdugo sino de las víctimas, pues las instituciones no fueron capaces de construir una base social que saliera en su defensa; eso, en parte, es verdad, pero así como no se castiga a quien es asaltado sino a quien le roba, no debemos perder de vista que es el gobierno actual, con sus brazos en los poderes y con su aparato electoral, el que está arrebatando derechos a los ciudadanos. Y eso es grave y un retroceso, aunque los mismos afectados no se muestren especialmente preocupados por esta demolición institucional.

Quizá con el tiempo, cuando descubramos que ya no habrá “otros datos”, sino solo los datos que el gobierno quiera dar; y cuando veamos los efectos de esta nueva concentración de poder, quizá entendamos por qué era importante alzar la voz frente a la destrucción, aunque esta estuviera ya cantada.