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LOS LÍDERES DE LA POLÍTICA

Opinion

Fentanilo y vapeadores

El periodista Sergio Sarmiento opina que la prohibición no es la mejor manera de evitar el consumo de una droga.

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Foto: Cuartoscuro

Sergio Sarmiento

Sergio Sarmiento

Publicada: dic 04 a las 11:28, 2024 - Actualización: dic 04 a las 11:28, 2024

Las nuevas prohibiciones constitucionales del gobierno que se preciaba del lema “Prohibido prohibir” son tan dispares que solo pueden ser tildadas de ocurrencias. Lo eran cuando las propuso Andrés Manuel López Obrador y lo siguen siendo. Lo sorprendente es que un gobierno encabezado por una nueva presidenta, Claudia Sheinbaum, que supuestamente tiene más equilibrio emocional que su predecesor, y una Cámara de Diputados con legisladores que se precian de ser profesionales, hayan decidido aprobarlas.

La iniciativa que lanzó López Obrador el 5 de febrero de este año enmienda los artículos cuarto y quinto de la Constitución para prohibir, por una parte, el fentanilo y, por la otra, los vapeadores o cigarrillos electrónicos. No solo es cuestionable que se prohíba en la Constitución el consumo o producción de cualquier sustancia en particular, lo cual en todo caso debería hacerse por leyes secundarias o reglamentos, pero equiparar en una misma prohibición al fentanilo, un estupefaciente muchas veces más poderoso que la heroína, y a los vapeadores, cuyo daño es infinitamente menor no solo al del fentanilo sino a muchas otras drogas, como la nicotina, la marihuana o la cocaína, que no están prohibidas en la Constitución, es un absurdo.

La prohibición, no es la mejor manera de evitar el consumo de una droga. El fentanilo ya está prohibido en México, Estados Unidos y casi todo el mundo, sin que se haya detenido el crecimiento de su producción o su consumo. Los políticos mexicanos, empezando por el expresidente López Obrador, no han entendido que las prohibiciones, como las que se usaron para lanzar la guerra contra las drogas, que AMLO supuestamente repudiaba, no son la mejor manera de enfrentar un problema de salud pública. Por eso Lázaro Cárdenas despenalizó la marihuana cuando era presidente. Elevar la prohibición a nivel constitucional, como está haciendo el gobierno ahora, es un sinsentido. La prohibición constitucional no detendrá el uso ilícito, pero sí hará mucho más difícil conseguir fentanilo para uso médico, que es muy importante para paliar el dolor en algunas enfermedades terminales, particularmente el cáncer.

La prohibición del vapeo tendrá también consecuencias negativas. Esta práctica no solo es mucho menos dañina que el consumo de otras drogas, en particular el tabaco, sino que además se ha utilizado con éxito para el tratamiento de la adicción a la nicotina. Si bien el gobierno dice que esta prohibición tiene el propósito de proteger la salud de los mexicanos, la idea más bien parece ser la de empujarlos al consumo de los cigarrillos u obligarlos a mantenerlo sin tener opciones para reducir o eliminar la adicción a la nicotina.

Lo peor es que, como los vapeadores son legales en todo el mundo, especialmente en Estados Unidos, será inevitable que se genere un flujo de contrabando. Los vapeadores que se introduzcan de manera ilegal a nuestro país, sin embargo, no podrán ser sometidos a controles sanitarios. Esto pondrá en peligro a millones porque, cuando los vapeadores no cumplen con los reglamentos médicos, sí pueden ser muy peligrosos.

Quien haya visto a López Obrador ofrecer sus interminables peroratas en las mañaneras del sexenio pasado no se sorprenderá de que haya lanzado una iniciativa constitucional para prohibir el fentanilo y los vapeadores. Al parecer, su obsesión resulta de que en alguna ocasión encontró a su hijo menor utilizando un vapeador en Palacio Nacional. Lo que sorprende es que una presidenta y unos legisladores supuestamente más sensatos le tengan tanto miedo al expresidente que hayan aceptado convertir estas ocurrencias en norma constitucional.