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LOS LÍDERES DE LA POLÍTICA
El republicano asume el poder con una retórica más antiinmigrante y nacionalista.
Donald Trump está por asumir la Presidencia de Estados Unidos por segunda ocasión, convirtiéndose en el presidente número 47 en la historia del país norteamericano.
El republicano llega a la Casa Blanca con un discurso aún más extremista, con planteamientos antiinmigrantes e intervencionistas, además de adoptar una postura confrontativa respecto al comercio con socios estratégicos como Canadá, China y México, países a los cuales ha amenazado con imponer aranceles a sus exportaciones.
Las políticas que podría implementar tienen una gran posibilidad de hacerse realidad, pues los republicanos cuentan con la mayoría en el Senado con 53 escaños, así como el control de la Cámara de Representantes con 220 legisladores del Partido Republicano.
Para el primer día de su gestión, el magnate promete firmar cerca de 100 órdenes ejecutivas que siguen con su retórica de campaña, con medidas que podrían afectar principalmente a las y los migrantes.
Otras decisiones tendrían efectos en la política energética de EUA, en el comercio y en materia de seguridad.
El próximo mandatario estadounidense mantiene su propuesta de comenzar su administración con la implementación de deportaciones masivas de inmigrantes indocumentados, aseverando que creará el mayor programa de deportación en la historia del país.
Dicha acción traería consecuencias económicas, sociales y humanitarias. Por ejemplo, diversas industrias y sectores podrían perder una cantidad significativa de trabajadores. Asimismo, la deportación masiva de migrantes podría producir una crisis de desplazados nunca antes vista.
La expulsión de indocumentados también representaría un gasto considerable para el gobierno estadounidense. Un estudio del Consejo Estadounidense de Inmigración (American Immigration Council en inglés) encontró que tan solo una operación de deportación masiva para expulsar a 11 millones de inmigrantes tendría un costo de al menos 315 billones de dólares.
Una vez que tome posesión como presidente de EUA, Trump reestablecería el programa “Quédate en México”, una medida que se impuso en su primer mandato.
El programa tiene como finalidad regresar a migrantes solicitantes de asilo de cualquier nacionalidad a ciudades fronterizas de México.
Esta polémica implementación se ha justificado por la situación que se vive en la frontera entre México y Estados Unidos, pues figuras republicanas han manifestado que el retorno de migrantes es para “proteger” la seguridad nacional del país norteamericano.
Respecto al narcotráfico, Donald Trump perfila declarar a cárteles mexicanos como organizaciones terroristas extranjeras, lo que facultaría a autoridades de Estados Unidos tomar acciones aún más severas para combatir las organizaciones delictivas, tales como el uso de fuerzas militares en casos excepcionales y golpes financieros a los flujos de ingreso del crimen.
Como ‘castigo’ a México por el tráfico de drogas y por la entrada de migrantes, Trump ha planteado imponer aranceles de hasta 25 por ciento a exportaciones mexicanas, presionando de esta forma a autoridades de nuestro país para contener el flujo migratorio y combatir el trasiego de fentanilo.
Estas amenazas arancelarias producen incertidumbre en los mercados globales como también en el sector empresarial de nuestro país, pues esta nueva guerra comercial podría tener efectos indeseables en numerosas industrias nacionales.