
Foto: Américo Villarreal Santiago
Américo Villarreal Santiago, hijo del gobernador de Tamaulipas, habría gastado hasta un millón de pesos en dichos vuelos
Pese a que la presidenta Claudia Sheinbaum reiteró el llamado a las huestes de la 4T para comportarse modestamente en el ejercicio de sus funciones, algunos de sus colaboradores sigue sin ceñirse a la ‘austeridad republicana’.
No solo te informamos, te explicamos la política. Da clic aquí y recibe gratis nuestro boletín diario.
El delegado del Bienestar en Coahuila, Américo Villarreal Santiago, habría realizado por lo menos 25 viajes en jet privado en menos de dos meses a inicios del 2025, con un costo aproximado de un millón de pesos.
La revista Proceso documentó que entre el 31 de enero y el 25 de marzo de este año, el funcionario federal realizaría un viaje en avión privado cada dos días, sumando en total de 25.
De acuerdo con los registros de vuelo obtenidos por el semanario, la mayoría de estos viajes se efectuarían desde Tamaulipas (de donde es originario) a Coahuila, entidad que le fue asignada para distribuir los programas sociales federales.
También se encontraría un vuelo de Ciudad Victoria a Toluca, en el Edomex, para estar presente en un evento de la presidenta de México.
Américo Villareal Santiago ocuparía para sus viajes un avión Cessna 340, cuya renta por hora oscila entre mil 300 y mil 800 dólares.
Según Proceso, el gasto mínimo estimado sería de por lo menos 797 mil pesos y como máximo, más de un millón de pesos.
En el reportaje reveló que de acuerdo a su declaración patrimonial, Américo Villarreal Santiago no posee cuentas bancarias, ni inversiones y que su único ingreso es el salario que recibe como servidor público, estimado en 108 mil pesos al mes.
Haciendo cálculos de acuerdo a su ingreso, el funcionario tendría que invertir siete meses de sueldo para pagar el costo total de sus viajes.
Además de los costosos viajes en avión privado, Villarreal Santiago también es usuario frecuente de vehículos de alta gama y se hace acompañar de guardaespaldas, a pesar de que su cargo no los amerita.