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Existen tres funcionarias en la nueva era de Donald Trump al frente de los Estados Unidos que han puesto a México en aprietos.
Durante el segundo mandato de Donald Trump, tres funcionarias se han convertido en los rostros más agresivos de su política exterior hacia México: Kristi Noem, secretaria de Seguridad Nacional, Pam Bondi, fiscal general de Estados Unidos, y Karoline Leavitt, Secretaria de Prensa de la Casa Blanca.
Las tres funcionarias han protagonizado episodios polémicos por su retórica, sus decisiones institucionales y sus campañas mediáticas contra la migración y el narcotráfico, posicionando a México como un blanco constante de críticas, acciones legales y hasta propaganda política.
Desde acusaciones infundadas hasta campañas millonarias de advertencia transmitidas en televisión mexicana, estas mujeres no solo reflejan el endurecimiento del discurso antiinmigrante del actual gobierno estadounidense, sino que también han tensado la relación bilateral con el gobierno de Claudia Sheinbaum.
¿Quiénes son, qué han dicho y por qué se han convertido en protagonistas del nuevo capítulo de confrontación entre México y Estados Unidos?
La exgobernadora de Dakota del Sur, Kristi Noem, fue nombrada por Trump como secretaria de Seguridad Nacional.
Aunque proviene de un estado sin frontera directa con México, Noem ha impulsado políticas migratorias de línea dura, incluyendo la reactivación del programa “Remain in Mexico” y la cancelación de iniciativas implementadas durante la administración Biden, como CBP One.
Uno de los episodios más polémicos de su gestión fue el lanzamiento de una campaña internacional de propaganda que insta a los migrantes a “autodeportarse” o ser “cazados y expulsados” de Estados Unidos.
Los anuncios fueron transmitidos incluso en México, durante partidos de futbol, con mensajes en los que se criminaliza a los migrantes.
La campaña provocó una fuerte respuesta de la presidenta Claudia Sheinbaum, quien calificó los anuncios como discriminatorios y anunció que impulsará una ley para prohibir la difusión de propaganda extranjera en medios mexicanos.
La tensión escaló aún más cuando Noem acusó falsamente a Sheinbaum de incitar protestas violentas en Los Ángeles, lo que fue desmentido públicamente con pruebas por parte del gobierno mexicano.
Noem ha sido criticada por declaraciones infundadas, como acusar a un migrante de planear un atentado contra Trump, lo cual fue posteriormente desacreditado por las propias autoridades.
Además, su familia ha solicitado visas agrícolas H-2A para contratar trabajadores temporales, en contraste con su discurso antiinmigrante.
Pam Bondi fue designada como fiscal general de Estados Unidos por Trump. Desde entonces, ha utilizado su posición para impulsar una ofensiva legal contra los cárteles mexicanos, a los que ha calificado como “organizaciones terroristas”.
Bajo su gestión, 29 miembros de cárteles fueron extraditados desde México, incluyendo a Rafael Caro Quintero.
Sin embargo, sus declaraciones han ido más allá de lo judicial. En comparecencias ante el Senado, Bondi llegó a calificar a México como “un adversario extranjero”, colocándolo al mismo nivel que China, Rusia e Irán.
Acusó al país de ser responsable de la muerte de jóvenes estadounidenses por sobredosis de fentanilo y sostuvo que su gobierno no podía esperar cooperación de un “vecino que permite ilegalidades”.
Bondi también ha sido acusada de politizar al Departamento de Justicia para servir los intereses de Trump. Ha despedido a fiscales que participaron en investigaciones en contra del expresidente, reducido divisiones clave como la de integridad pública, y reorientado los recursos hacia la lucha contra la migración y el crimen transnacional, con especial énfasis en México.
En varias ocasiones ha afirmado que “este no es el DOJ de antes” y ha expresado abiertamente que su misión es cumplir con los objetivos políticos del presidente.
Críticos aseguran que su administración ha erosionado la independencia judicial y transformado a la fiscalía en una herramienta de presión política.
Karoline Leavitt, actual vocera de la Casa Blanca, ha utilizado su posición para reforzar el discurso duro de la administración Trump contra México.
Fue ella quien encabezó una cruzada contra la agencia AP por negarse a utilizar el nuevo nombre que Trump impuso al Golfo de México, ahora llamado oficialmente por la Casa Blanca como “Golfo de América”.
Leavitt también ha criticado a medios como CNN por entrevistar a miembros del Cártel de Sinaloa, calificando estos contenidos como “repugnantes” y acusando a los medios de dar “plataformas a terroristas”.
En varias ruedas de prensa ha defendido que los migrantes representan una amenaza a la seguridad nacional y ha justificado medidas radicales en la frontera.
Aunque su papel no es operativo, su discurso contribuye a reforzar la narrativa de la Casa Blanca de que México no es un aliado confiable, sino una fuente de amenazas a la seguridad estadounidense.
Kristi Noem, Pam Bondi y Karoline Leavitt representan el nuevo rostro de la relación entre Estados Unidos y México bajo Trump.
Desde sus respectivas posiciones han impulsado acciones, declaraciones y decisiones que han puesto a México en el centro del discurso de seguridad nacional estadounidense, no como socio, sino como potencial amenaza.
Las consecuencias de sus posturas ya se sienten: protestas diplomáticas, tensiones comerciales, amenazas legislativas y una narrativa cada vez más confrontativa.
A medida que avanza el segundo mandato de Trump, todo indica que la relación con México estará marcada por las decisiones y palabras de estas tres mujeres que han tomado la batuta en una agenda binacional cada vez más explosiva.