
Foto: Cuartoscuro
El hijo de AMLO y la presidenta de Morena se disputan el control del partido rumbo al 2027, según reveló el periodista Salvador García Soto.
Desde que asumió como secretario de Organización de Morena, Andrés Manuel López Beltrán ha sido más noticia por sus escándalos que por sus logros.
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Su ascenso coincidió con el retiro de su padre, el expresidente Andrés Manuel López Obrador, pero en vez de consolidarse como el “heredero” del movimiento, su figura se ha vuelto cada vez más incómoda para el partido.
Acusaciones de tráfico de influencias, contratos irregulares vinculados a sus amigos y lujos contrastan con el discurso de austeridad han empañado su imagen.
El caso del programa Sembrando Vida y su relación con la marca de chocolates “Rocío”, su cercanía con el empresario Amílcar Olán, y su reciente viaje a Japón donde fue visto en tiendas como Prada y hospedado en un hotel cinco estrellas, son solo algunas de las polémicas que hoy lo rodean.
Además, “Andy” ha protagonizado tensiones con la presidenta Claudia Sheinbaum y ha sido criticado por sus resultados electorales en estados clave como Durango y Veracruz.
A todo esto se suma un nuevo conflicto: la fractura con Luisa María Alcalde.
En su columna publicada en El Universal, el periodista Salvador García Soto reveló que el distanciamiento entre Andy López Beltrán y Luisa María Alcalde ya se convirtió en una disputa abierta por el control del partido.
Según el texto, basado en fuentes dentro de la propia cúpula morenista, el choque responde a una lucha de egos, pero también a la intención de ambos por dominar la operación política de cara a las elecciones de 2027.
De acuerdo con García Soto, la ruptura se evidenció cuando Andy decidió tomar vacaciones en Japón en julio y le avisó previamente a Alcalde.
Sin embargo, la presidenta del partido habría convocado el Consejo Nacional justo durante su ausencia, haciendo pública su inasistencia al colocar su silla vacía con su nombre y permitir que fuera fotografiada.
Esta maniobra, calificada como “perversa” por la fuente citada, habría sido interpretada por López Beltrán como una traición y una posible filtración sobre su viaje al extranjero.
Más allá del episodio en el Consejo Nacional, García Soto asegura que el conflicto entre ambos líderes comenzó desde antes, con roces en la campaña de Durango.
Sin embargo, ahora la pelea se intensifica por el control de las estructuras territoriales de Morena y la definición de candidaturas para el proceso intermedio de 2027, donde se renovarán 17 gubernaturas, el Congreso y cientos de cargos locales.
El periodista señala que Luisa María Alcalde estaría alineándose con la presidenta Claudia Sheinbaum para consolidar su liderazgo dentro del partido, debilitando así la figura de Andy.
Esto, con el objetivo de impedir que el hijo del expresidente influya en la selección de candidaturas bajo el argumento de que sigue las “indicaciones” de su padre.
Por ahora, López Beltrán no ha regresado a la sede del partido y continúa ausente de las actividades formales de Morena.
La tensión entre ambos dirigentes no es nueva. Desde su participación en el podcast “La Moreniza”, conducido por Alcalde, Andy ya había mostrado incomodidad al pedir que no se le llamara “Andy”, en lo que varios interpretaron como un mensaje de poder para afirmar su identidad política como hijo del “mejor presidente”.
El propio Carlos Loret de Mola analizó ese momento como una muestra de que López Beltrán busca imponer su liderazgo dentro de Morena, incluso por encima de quien ocupa formalmente la presidencia del partido.
Además, hay señales públicas del distanciamiento. Luisa Alcalde ha hecho llamados abiertos a la dirigencia de Morena a actuar con humildad y apegarse a los principios del partido, en clara referencia a los viajes de lujo protagonizados por Andy.
López Beltrán no solo arrastra escándalos. Su gestión ha sido cuestionada por los pobres resultados en comicios locales, donde Morena no logró la ventaja esperada.
Además, ha sido señalado por afiliar a perfiles controvertidos, como el expriista Luis Enrique Benítez, lo que le ha generado críticas internas, incluso por parte de aliados como el PT.
También se ha puesto bajo la lupa a su círculo más cercano. Amigos y operadores como Daniel Asaf, Amílcar Olán o Mario Mabarack han sido vinculados con contratos millonarios o presuntas redes de tráfico de influencias.
Incluso se ha denunciado que uno de sus cercanos, Ricardo Pacheco, podría fungir como presunto prestanombres en propiedades de lujo.
El conflicto entre Luisa Alcalde y Andy López Beltrán es también un reflejo de una disputa más profunda sobre quién controla Morena tras la salida de AMLO del poder.
Mientras Sheinbaum busca consolidar su propio liderazgo, López Beltrán intenta capitalizar el legado de su padre para mantener el control del partido desde adentro.
Analistas como Carlos Ramírez han señalado que esta dualidad de poder responde a una estrategia deliberada del expresidente, quien habría dejado a Sheinbaum al frente del gobierno, pero a su hijo como el operador interno del partido.
No obstante, si la guerra interna se recrudece, Morena podría enfrentar una crisis de liderazgo que debilite su estructura rumbo al 2027.