
Foto: Cuartoscuro
Diversas encuestas perfilan a figuras femeninas de Morena como posibles aspirantes presidenciales rumbo a 2030.
Aunque faltan casi cinco años para las elecciones presidenciales de 2030, la carrera por posicionarse ya inició.
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En los últimos años, la política mexicana ha visto un papel cada vez más protagónico de las mujeres, con un punto de quiebre en la victoria de Claudia Sheinbaum en 2024, cuando se convirtió en la primera presidenta de México.
Este precedente abrió la puerta para que otros liderazgos femeninos de Morena comiencen a ser medidos rumbo a la sucesión.
Las encuestas levantadas durante 2025 muestran quiénes son las mujeres que ya figuran en los escenarios de opinión pública y qué tan lejos pueden llegar en el camino hacia la presidencia.
La encuesta de CRIPESO ubica a Luisa María Alcalde, presidenta nacional de Morena, como la mujer morenista con mayor respaldo rumbo a 2030 con 5.43%.
Le sigue Rocío Nahle, gobernadora de Veracruz, con 2.82%, y más abajo aparecen Clara Brugada, jefa de Gobierno de la Ciudad de México, con 1.46%, y Delfina Gómez, gobernadora del Estado de México, con 0.63%.
El resultado refleja que Alcalde capitaliza su posición como dirigente del partido, mientras que gobernadoras como Nahle y Brugada aparecen con registros menores.
Delfina Gómez, por su parte, mantiene presencia aunque aún con margen por crecer.
Metodología:
En el ejercicio de Latinus y el despacho de Lorena Becerra, la única mujer de Morena que figura en la lista es Luisa María Alcalde, con 3% de apoyo.
Aunque su presencia es más baja que en CRIPESO, el hecho de que aparezca en diferentes ejercicios muestra que el electorado la empieza a reconocer como posible aspirante presidencial.
Metodología Latinus/Becerra:
En el sondeo de El Financiero, Clara Brugada aparece con 6%, consolidándose como una de las mujeres más visibles rumbo a 2030.
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Además, en este ejercicio también surge Rosa Icela Rodríguez, secretaria de Gobernación, con 4%, lo que la coloca como un perfil a seguir por su peso en la operación política y en temas de seguridad.
La aparición de Brugada y Rosa Icela en la misma encuesta muestra que, más allá de los liderazgos estatales, la CDMX y el gobierno federal siguen siendo plataformas clave para proyectar aspirantes presidenciales.
Metodología El Financiero:
El levantamiento de Territorial, que incluyó nombres del bloque oficialista, muestra que Clara Brugada obtuvo 12.4% y Luisa María Alcalde 9.1% de preferencias.
Aunque los primeros lugares los ocupan perfiles masculinos, los números confirman que ambas han logrado colarse en el radar nacional como opciones viables.
Este resultado refuerza que Brugada y Alcalde son, hasta ahora, las mujeres mejor posicionadas de Morena en la carrera por la presidencia.
Metodología Territorial:
Al comparar los cuatro ejercicios, Clara Brugada y Luisa María Alcalde son las que más aparecen, consolidándose como los perfiles femeninos con mayor proyección hacia 2030.
Brugada, gracias a su papel en la CDMX, y Alcalde, por su liderazgo dentro del partido, se perfilan como las principales cartas.
Por su parte, Rosa Icela Rodríguez y Rocío Nahle tienen apariciones aisladas, pero relevantes, que reflejan la posibilidad de que su trayectoria en seguridad y energía, respectivamente, pueda impulsarlas en la carrera presidencial.
El futuro de las aspirantes femeninas de Morena dependerá de factores internos y externos al partido.
Por un lado, el liderazgo de Claudia Sheinbaum como presidenta jugará un papel clave en la definición de perfiles para la sucesión, ya que su opinión será determinante en el proceso interno.
Además, Morena enfrenta un escenario complejo: deberá mantener la unidad en medio de las tensiones entre distintos grupos, consolidar su presencia en estados clave y responder a los cuestionamientos de la oposición sobre temas como seguridad, economía y combate a la corrupción.
En ese contexto, las mujeres de Morena que aspiran a la presidencia no solo deben fortalecer su reconocimiento público, sino también mostrar capacidad de liderazgo y gestión frente a los retos del país.
La contienda de 2030 se perfila como una de las más competidas en la historia reciente, y los nombres femeninos ya son parte del tablero de juego.