
Foto: Obtenidas de redes
Los procesos internos del partido derivaron en enfrentamientos físicos y denuncias de robo de urnas en los municipios de Uruapan y Lázaro Cárdenas.

Este domingo, en los municipios de Uruapan y Lázaro Cárdenas, Michoacán, las asambleas partidistas de Morena quedaron manchadas por la violencia, debido a las distintas confrontaciones físicas entre militantes.
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En Uruapan se registraron jaloneos, empujones y el intento de robo de urnas; en Lázaro Cárdenas, un funcionario fue agredido en pleno evento.
Según medios locales, en Lázaro Cárdenas, Arquímedes Oseguera —titular del Centro de Desarrollo Municipal y exalcalde de la demarcación— fue rodeado por un grupo de morenistas que lo golpearon por detrás con un puñetazo en la nuca.
Mientras tanto, en Uruapan, la asamblea se tornó caótica cuando el exalcalde Ignacio Campos fue señalado por el presidente municipal Carlos Manzo de liderar un grupo que buscaba controlar las urnas en la elección seccional de Morena en aquella demarcación.
“No se les quitaron las mañas: robaron hasta que ya no pudieron y ahora se quieren robar hasta las urnas”, dijo Manzo, ahora independiente.
Además, según reportes, María de Jesús Martínez Barrón, esposa del exedil interino Miguel Paredes, y su hermana intentaron llevarse urnas. Ambas son señaladas de pertenecer al grupo político de Manzo.
María de Jesús presuntamente agredió a la hijastra de Campos, quien es cercano al senador Raúl Morón, perfil que aspira a ser el candidato de Morena por la gubernatura de Michoacán. Ante estos hechos en Uruapan, la elección seccional quedó cancelada.
Las tensiones surgen a partir de pugnas internas por el control de candidaturas rumbo al proceso electoral estatal del 2027, lo que ha abierto grietas entre las distintas corrientes de Morena que operan en el estado.

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Los pleitos ponen en entredicho la unidad del movimiento de cara a los comicios estatales.
Por ahora, ningún liderazgo del partido guinda se ha pronunciado sobre la jornada violenta del domingo en Michoacán.