LOS LÍDERES DE LA POLÍTICA

Opinión

Presidenta en las calles

El periodista Sergio Sarmiento aborda la seguridad en torno a la presidenta luego que un hombre la acosó este martes.

Claudia Sheinbaum

Foto: Cuartoscuro

Sergio Sarmiento

Sergio Sarmiento

Publicada: nov 05 a las 07:21, 2025
- Últ. Actualización: nov 05 a las 07:33, 2025

La presidenta Sheinbaum hizo este martes, 4 de noviembre, algo que no había hecho en el tiempo, un poco más de un año y un mes, que lleva viviendo en Palacio Nacional: salió a caminar a las calles del Centro Histórico de la Ciudad de México.

El baño de pueblo tuvo sus virtudes. Una presidenta que se había visto irascible, molesta, en la mañanera del lunes 3 de noviembre, en la cual acusó a los expresidentes Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto de ser los responsables de la violencia que se ha duplicado en Michoacán en los últimos años y en la que se quejó amargamente de los cuestionamientos que ella y su gobierno recibieron en redes sociales y medios por el asesinato del alcalde de Uruapan Carlos Manzo, encontró en las calles y entre la gente un ambiente que le permitió mostrarse relajada y alegre. La gente se le acercaba para pedirle fotografías y la felicitaba. La presidenta sonreía abiertamente.

De repente, sin embargo, un hombre se le acercó, trató de besarla en el cuello y luego la abrazó. La presidenta le retiró las manos, pero los elementos de seguridad que la acompañaban –la famosa Ayudantía de López Obrador— tardaron mucho tiempo en reaccionar. El acoso que sufrió es inaceptable, pero cualquier experto en seguridad sabe que la libertad con la que pudo comportarse el acosador pone en evidencia la laxitud con la que se está protegiendo a la primera mandataria.

Esta agresión, porque no puede calificarse de otra manera, ocurrió apenas tres días después de que el alcalde Manzo fue asesinado en un acto público, el Festival de las Velas de Uruapan, a pesar de que, según el secretario de defensa Ricardo Trevilla, contaba con 14 elementos de la Guardia Nacional para su protección “periferal”. La protección de la presidenta era incluso menor. Si este 4 de noviembre alguien hubiera querido atentar contra la presidenta, habría tenido éxito sin ningún problema.

México es un país que se ha vuelto cada vez más violento. Nada más en el gobierno de la presidenta Sheinbaum hemos visto el asesinato de nueve presidentes municipales. Hoy más que nunca es importante cuidar de la integridad de la presidenta, especialmente porque los cambios constitucionales que lanzó su predecesor, Andrés Manuel López Obrador, han concentrado los poderes en las manos del ejecutivo más que en cualquier momento desde la dictadura de Porfirio Díaz.

Al expresidente López Obrador le gustaba decir que a él lo protegía el pueblo. Por eso desbandó el Estado Mayor Presidencial, a pesar de que la Secretaría de la Defensa mantuvo a los equipos especializados para el cuidado de un mandatario. La decisión de la presidenta de salir a caminar por las calles del centro de la Ciudad de México sin una protección adecuada es un acto de irresponsabilidad. Es importante cuidar la integridad física de la mandataria por muchas razones: en primer lugar, porque es una persona y toda persona merece ser respetada, pero también por la importancia que tiene dentro de la estructura política de nuestro país.

Hemos presenciado ya demasiados actos de violencia política en los últimos años como para pensar que una persona, por tener un alto cargo o por ser popular, puede estar exenta de sufrir un atentado. Un ataque en contra de la presidenta podría generar una disrupción histórica en la política nacional y dejar en las manos de alguien, que no conocemos, los poderes absolutos que AMLO le ha dado a la Presidencia de la República.

www.sergiosarmiento.com