
Foto: Cuartoscuro
LOS LÍDERES DE LA POLÍTICA
En 2017, una investigación reveló la manera en que el crimen organizado opera campamentos de adiestramiento en Jalisco.
El hallazgo del Rancho Izaguirre en Teuchitlán, Jalisco ha causado un impacto en la sociedad mexicana por la brutalidad con la que operó el crimen organizado en la localidad y los testimonios de terror que narran lo que vivieron las personas “reclutadas” por la delincuencia.
Lamentablemente, Teuchitlán no es el único lugar con este tipo de historias.
Marcela Turati, de la organización “A dónde van los desaparecidos”, entrevistó a Alejandra Guillén González, académica y periodista jalisciense sobre los hallazgos que encontró años atrás, que hoy podrían confirmar que Teuchitlán forma parte de un “circuito desaparecedor” en Jalisco.
Guillén González, cofundadora de “A dónde van los desaparecidos”, afirmó que los relatos de los sobrevivientes y los indicios hallados en Izaguirre, son muy similares a lo que descubrió en Tala en 2017.
De acuerdo con Guillén, el Rancho encontrado en Teuchitlán es parte de una red muy grande con una organización que “mueve muchos recursos, gente, dinero, entre otras cosas”.
“Ese rancho (Izaguirre) forma parte de una cadena con una organización impresionante que utiliza muchos lugares, muchos vehículos, a muchas personas: algunas publican anuncios en internet, otras pasan por ellos (los jóvenes), otras los retienen, otras los entrenan, otras lavan el dinero”, aseguró.
La conexión de la cofundadora de “A dónde van a parar los desaparecidos” con las víctimas ha impulsado una extensa investigación que logró descifrar cómo operan estos campos de adiestramiento, donde los grupos de crimen organizado mantienen retenidos a las personas que enganchan.
En una propiedad a 15 minutos de Teuchitlán, en 2017 se descubrieron casas de seguridad donde gente desaparecida iba a dar. Nombrada en su momento como “escuela del narco”, en Tala, Jalisco se halló un campamento del CJNG, donde encontraron armamento, ropa, cuerpos enterrados de manera clandestina. Muy similar a lo había en Teuchitlán.
En su momento, las autoridades locales detuvieron a trece personas y se dijo que se había clausurado aquel lugar que ocasionó terror a incontables jóvenes que llegaban ahí engañados, con una promesa de trabajo o simplemente levantados contra su voluntad.
De acuerdo con Alejandra Guillén, este es un circuito de acciones que lleva operando desde hace mucho tiempo.
Como han revelado sobrevivientes a Teuchitlán, en Tala las personas también eran reclutados mediante falsas ofertas de empleo, para luego ser llevados a diversas fincas o “casas de seguridad” ubicadas en las regiones aledañas, con el fin de terminar en un centro de adiestramiento.
En el momento en que eran recogidos en el punto de encuentro, los jóvenes eran obligados a deshacerse de cualquier forma de comunicación con el exterior y algunos sometidos inmediatamente a tortura.
La periodista explica que dos casas de seguridad en las que fueron rescatados personas desaparecidas en 2017, en Tala, se encuentran a unos minutos del Rancho Izaguirre.
“El patrón coincide casi en todo con lo que investigamos en el campamento de Tala, que se descubrió en 2017”, afirmó.
Según la información recabada por la periodista jalisciense, existen al menos 8 zonas en Jalisco, alrededor de la central de autobuses en Guadalajara, a dónde las personas reclutadas van a dar.
Según los testimonios que ha reunido y los que han salido a la luz en los últimos días, comenzaban el recorrido en algún punto de encuentro, muchas veces la central de autobuses.
De ahí eran trasladados en distintos vehículos para llevarlos a una finca en Cuisillos, otra en Castro Urdiales y luego los movían a Navajas, para trasladarlos al cerro, en Tala.
Los maltratos comenzarían desde la primera casa de seguridad, donde ya había otra gente, muchos de ellos mutilados, enfermos, y en condiciones deplorables.
En ambos campamentos, se hallaron pertenencias similares: ropa, mochilas y hasta actas de nacimiento de quienes fueron despojados de su libertad. La especialista considera que aunque son un indicio no se puede afirmar que pertenezcan a alguien que ha sido asesinado.
Uno de los sobrevivientes aseguró que la lógica de estos lugares es destruir a la persona, su mente y “romperles el alma”; incluso lo compara con una estrategia militar de entrenamiento.
“Tiene lógica, una finalidad muy clara, y hay gente preparada para hacerlo. Para convertirlos de víctimas a victimarias”, aseguró Guillén.
Así, en medio de los descubrimientos en Teuchitlán y las investigaciones en curso por parte de las autoridades, hoy la FGR dio un indicio que podría unir lo descubierto en Tala y lo ocurrido en Teuchitlán.
Durante la conferencia de este 19 de marzo, Alejandro Gertz, titular de la FGR, reveló un posible vínculo de la policía de Tala con lo ocurrido en Teuchitlán, pues un elemento fue detenido por estar ligado en el secuestro de una de las víctimas.
La sobreviviente afirmó que elementos de la seguridad local de Tala reclutaban a los jóvenes para el crimen organizado.
El fiscal aseguró que continuarían investigando los hechos y que de hallar culpables a más elementos, de procedería con las sanciones correspondientes.
De esta manera, este podría ser el hilo conductor para esclarecer lo ocurrido en Teuchitlán que ha sido señalado por Alejandra Guillén González como parte de un “circuito desaparecedor” en Jalisco.