
Foto: Vatican Media
Este miércoles comienza el Cónclave y estas son algunas curiosidades del proceso.
Este 7 de mayo da inicio el Cónclave en el Vaticano para conocer al sucesor del papa Francisco, quien falleció el pasado 21 de abril a los 88 años de edad.
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Este cónclave será determinante en la historia moderna de la Iglesia Católica debido a que más de un centenar de cardenales decidirá si el nuevo papa debe alinearse a los planteamientos reformistas de Francisco o adopta un perfil más conservador.
Para el proceso, 133 cardenales de los 252 que forman el Colegio Cardenalicio han confirmado su participación en el cónclave y se encuentran ya en la Ciudad del Vaticano. Para nombrar al nuevo pontífice se requieren dos terceras partes de los sufragios, es decir, al menos 89 votos.
De acuerdo con las apuestas de Polymarket, a tan solo unas horas del cónclave, el secretario de Estado del Vaticano, Pietro Parolin, es el favorito para asumir el papado con el 26% de las probabilidades.
Sin embargo, otros personajes podrían hacer historia: el cardenal guineano Robert Sarah tiene la posibilidad de convertirse en el primer papa negro de la Iglesia Católica, mientras que el filipino Luis Antonio Tagle está ante un escenario en el que resultaría el primer papa del sudeste asiático.
Ambos mantienen amplias diferencias ideológicas: Sarah ha compartido visiones mayormente conservadoras, como el rechazo al matrimonio igualitario y al aborto; en contraste, Tagle se ha pronunciado por acercar la Iglesia a la comunidad LGBT y de encauzar más acciones para combatir la crisis climática.
Este momento sin duda marca el rumbo de la Iglesia, y es por eso que ante el interés público, la elección pontificia guarda secretos por su tradición. Te contamos de cuáles se tratan, qué significado guardan y la trascendencia que tienen.
No siempre han existido cónclaves dentro de la Iglesia Católica. A lo largo de los años, la sucesión papal ha sufrido cambios.
En los primeros diez siglos, la elección de un nuevo papa variaba, pues en algunas ocasiones era designado sin un proceso de votación, en otras incluso participaban laicos.
Sin embargo, tras una reforma del papa Nicolás II, en 1059, se dio origen a un sistema de elección papal que es similar al que conocemos en nuestros días.
Fue hasta el año 1274 cuando el cónclave se formalizó como método para la votación de un pontífice, a través del Ubi periculum, y en 1276 se realizó el primer cónclave de la historia.
La palabra cónclave deriva del latín cum clave que se traduce como “bajo llave”, esto quiere decir que los cardenales se encierran hasta designar a un nuevo líder de la Iglesia Católica.
Debido al crecimiento de católicos en Asia y África, existe la posibilidad que los cardenales se inclinen por alguno de los candidatos de estas regiones.
En el Vaticano han comenzado a sonar algunos perfiles que podrían romper esquemas: el de Mauricio Tagle, de Filipinas, y Peter Turkson, de Ghana.
Lo anterior no solo porque representaría una continuación de cambios dentro de la Iglesia, sino también por la relevancia que han adquirido sus regiones.
De acuerdo con datos del Vaticano es en estos dos continentes donde han incrementado sus seguidores. Por ejemplo, en el sudeste Asiático está el 29.2% de católicos, mientras que en África, el 14.5%.
Estos porcentajes han ido aumentando en años recientes, mientras que en el resto del mundo ha disminuido el número de creyentes.
Otro ‘secreto’ del cónclave es cómo desde una chimenea de la Capilla Sixtina se emiten señales de humo para anunciar si se llegó a un acuerdo.
La quema se realiza en dos procesos, en un horno se queman las papeletas en las que los cardenales emiten su voto; y en otra se queman los químicos para que el humo pueda adquirir cierto color.
El humo negro o fumata nera indica que no hay nuevo papa; el humo blanco o fumata bianca indica que los cardenales ya eligieron al sumo pontífice del Vaticano.
Es en este momento cuando se hace el anuncio de Habemus papam.
Para lograr que se pigmente el humo de color negro, se añade perclorato de potasio, antraceno y azufre a la quema.
Y para crear humo blanco, se agrega a la quema clorato de potasio, lactosa y resina.
Desde el siglo XI se han realizado 112 elecciones y cónclaves papales, tomando en cuenta que antes de 1276 se realizaban elecciones papales y en ciertos periodos después de dicho año se alternaron algunas sucesiones entre cónclaves y elecciones.
El Cónclave más corto de la historia duró cerca de 10 horas y fue en 1503, cuando resultó electo el papa Julio II, con una sola ronda de votaciones.
En tanto, el Cónclave más largo de la historia fue la elección papal de 1268, que duró 2 años, 9 meses y 2 días (del 29 de noviembre de 1268 hasta el 1 de septiembre de 1271).
Se llevaron a cabo cerca de 137 rondas de votaciones que al final terminaron colocando a Gregorio X como el nuevo papa
Otro de los rituales vinculados al cónclave es el traslado del nuevo papa a la Sala de las Lágrimas, un lugar dentro de la Capilla Sixtina con mucho misticismo, pues es donde el pontífice recién electo abandona su ropa de cardenal para colocarse las vestiduras blancas que utiliza un papa.
Se llama así debido a la creencia de que los nuevos papas lloran en ese espacio ante la responsabilidad que están por asumir, además de las reflexiones y oraciones que hacen previo a su primera aparición pública como sumo pontífice.
La Residencia de Santa Marta o Domus Sanctae Marthae es un edificio dentro de la Ciudad del Vaticano en el que se alojan los cardenales antes de elegir al nuevo papa.
No obstante, en el pasado se hospedaban en el Palacio Apostólico, donde se dice que dormían en camas ubicadas en pasillos y oficinas.
Las habitaciones de la Residencia de Santa Marta se sortean para evitar la formación de grupos o bloques afines que pretendan bloquear la votación de un perfil papable.
Uno de los secretos mejor guardados del cónclave es la comida. Durante los días que dura este ritual, los cardenales deben ser alimentados bajo estrictos controles pues se debe evitar cualquier filtración o mensaje.
De acuerdo con Bartolomeo Scappi , quien fuera el chef más famoso del Renacimiento y sirvió a los papas Pío IV y Pío V, a la hora de la comida estaban prohibidos los pollos rellenos, pasteles o tartas, pues se temía que pudieran esconder mensajes.
En el libro Opera Dell’Arte del Cucinare (El arte de cocinar), Scappi revela los secretos de la alimentación del cónclave que eligió al papa Julio III.
Según lo narrado por el chef, los mayordomos llevaban la comida a una plataforma giratoria que permitía pasar la comida a los cardenales, sin embargo, ésta era revisada cuidadosamente para evitar cualquier mensaje.
“Antes de pasar a través de la pared, los alimentos y las bebidas eran revisados por catadores para garantizar que no ocultaran ningún mensaje ilícito. Cada paso era vigilado de cerca por guardias italianos y suizos", publicó BBC News.