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El periodista Sergio Sarmiento habla sobre las crecientes diferencias de la Coordinadora con el gobierno de Sheinbaum
Los líderes de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE), el grupo más radical de los dos sindicatos de maestros del país, han fortalecido sus movilizaciones contra el gobierno de la presidenta Claudia Sheinbaum. Ayer tuvieron una segunda reunión con funcionarios de las secretarías de Gobernación, Educación Pública y Hacienda; pero, como estos no aceptaron sus exigencias, cerraron en ambos sentidos el Paseo de la Reforma y atacaron la sede de la Segob.
En Gobernación, los manifestantes derribaron una reja del estacionamiento y luego quemaron cartón y objetos para arrojarlos al interior. Dijeron que mantendrían sus movilizaciones hasta que la presidenta los reciba y acepte sus demandas, entre ellas, la derogación de la Ley del ISSSTE de 2007.
Los dirigentes de la Coordinadora fueron uno de los principales aliados políticos de Andrés Manuel López Obrador en la campaña de 2018. En agradecimiento, AMLO abrogó la reforma educativa de 2013, la de Enrique Peña Nieto, que buscaba aumentar la calidad de la educación. Sin embargo, el mismo López Obrador, prudente en lo fiscal, sabía que no podía derogar la reforma de 2007 y regresar al anterior sistema de pensiones porque el gobierno no podría pagarlo.
Ante la debilidad financiera del ISSSTE, la presidenta Sheinbaum presentó el 7 de febrero de este 2025 una iniciativa de reforma de la Ley del ISSSTE que buscaba rescatar a la institución. Proponía, entre otras medidas, aumentar las aportaciones al ISSSTE de los derechohabientes que ganaran más de 30 mil pesos mensuales. Este incremento recaería principalmente sobre los empleados de confianza, directores de escuelas y funcionarios de la SEP de medio y alto nivel. La CNTE, sin embargo, rechazó cualquier aumento sin importar el nivel salarial de los afectados. Sheinbaum se vio obligada a retirar la iniciativa el 18 de marzo. Pidió calma a los líderes de la CNTE: “No hay necesidad de movilizaciones, no vamos a aprobar nada que ellos perciban que estamos afectando el desarrollo de su vida profesional y laboral”. Pero esto significaba entrar a una negociación ondeando la bandera de rendición.
El pasado 15 de mayo, día del maestro, la presidenta anunció un aumento del 9 por ciento en el sueldo de los docentes de la SEP, más del doble que el 3.93 por ciento de la inflación de abril y bastante más de lo que están recibiendo el resto de los trabajadores del país. Pero esto no detuvo a los miembros de la CNTE, que exigieron un incremento del 100 por ciento y la revocación de la Ley del ISSSTE de 2007. Esto implicaría la eliminación de las cuentas individualizadas de retiro, que manejan las Afores, para regresar a un sistema de “reparto” en el cual las pensiones se definen de antemano y el gobierno tiene que pagarlas haya o no recursos en las cuentas de retiro. La razón por la cual este sistema fue eliminado en 2007 fue porque quebraría al gobierno.
Los líderes de la CNTE, sin embargo, no se han quedado solo con estas exigencias. Están demandando también que los maestros se retiren, con sueldo completo, a los 28 años de trabajo si son mujeres y a los 30 si son hombres. Una maestra que empezara a dar clases a los 22 se jubilaría a los 50 y un maestro a los 52. El resto de los trabajadores del país se retiran con “pensión completa”, que no equivale en realidad al sueldo final al jubilarse, a los 65.
La presidenta Sheinbaum se ha negado hasta el momento a aceptar las demandas de la CNTE porque sabe que estas llevarían a la quiebra al Estado mexicano. Quizá esto no ocurra en un sexenio, pero en el largo plazo ningún sistema de finanzas públicas aguantaría los costos. Los líderes de la CNTE, sin embargo, no ceden. Saben que podrán seguir dejando sin clases a sus alumnos, cuya educación no les importa, y extorsionando al gobierno. No tienen nada que perder, porque el gobierno no se atreve a confrontarlos, pero sí mucho que ganar a costa del erario.