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México señaló que éstas fomentan la violencia en los cárteles y grupos del crimen organizado.
La Corte Suprema de Estados Unidos bloqueó la demanda en la que México acusó a fabricantes de armas de fomentar violencia de los cárteles mexicanos.
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De acuerdo con información de Telemundo, la Corte desestimó el caso bajo las leyes de Estados Unidos que en gran medida protegen a los fabricantes de armas de responsabilidad cuando sus armas de fuego son utilizadas en delitos.
Fabricantes como Smith & Wesson habían apelado a los jueces después de que un tribunal inferior permitiera que la demanda avanzara bajo una excepción para situaciones en las que se acusa a las empresas de violar la ley.
Ante la noticia, la presidenta de México, Claudia Sheinbaum Pardo, comentó que se dará seguimiento al caso.
“Son dos juicios, vamos a ver cuál es el resultado y estaremos avisando”, dijo desde Palacio Nacional.
El caso comenzó en 2021, cuando el gobierno mexicano presentó una demanda contra algunas de las mayores empresas de armas, incluidas Smith & Wesson, Beretta, Colt y Glock.
El gobierno mexicano afirma que al menos el 70% de las armas que usa el crimen organizado provienen de Estados Unidos.
Ante ello, la demanda señala que las empresas sabían que las armas se vendían a traficantes que las introducían de contrabando en México y decidieron aprovechar ese mercado.
Las empresas rechazan las acusaciones de México, argumentando que la demanda del país no demuestra en absoluto que sean responsables de que se usen sus productos para cometer actos de violencia.
En enero de este año, el secretario de Economía, Marcelo Ebrard, destacó que si Estados Unidos quiere ayudar a México en su lucha contra el narcotráfico “dejara de mandar armas”.
El secretario destacó la necesidad de abordar los desafíos bilaterales con “sangre fría” y “sabiduría mexicana”, señalando que culparse mutuamente no contribuye a resolver los problemas.
Además, Marco Rubio, titular del Departamento de Estado de los Estados Unidos, anunció en febrero de este año que ambos países establecieron conversaciones para abordar de manera coordinada los principales desafíos que afectan a cada nación en la frontera.
El funcionario sostuvo que el gobierno estadounidense se concentraría en frenar el flujo de armas ilegales hacia México, mientras que el gobierno mexicano trabajaría en el combate al tráfico de fentanilo, la migración irregular y la lucha contra los cárteles de la droga.