
Foto: Cuartoscuro
El hijo del expresidente busca posicionarse como el verdadero heredero del movimiento, por encima de Sheinbaum y Alcalde, según el periodista Carlos Loret de Mola.
Andrés Manuel López Beltrán, hijo del expresidente Andrés Manuel López Obrador, nuevamente está en la mira debido a la forma en que está conduciéndose en Morena.
Ahora fue el periodista Carlos Loret de Mola quien a través de su columna para El Universal, asegura que sus declaraciones públicas no son un simple acto de vanidad, sino un mensaje de poder para marcar su territorio dentro de Morena.
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“Yo me llamo Andrés Manuel López Beltrán y mi más grande orgullo es llamarme como el mejor presidente que ha tenido este país. El llamarme Andy es demeritar eso, quitarme ese legado… ojalá dejen de llamarme con diminutivos”, dijo el propio López Beltrán en el podcast de Morena “La Moreniza”, conducido por la presidenta nacional del partido, Luisa María Alcalde.
De acuerdo con Loret de Mola, esta declaración representa una intención clara de asumirse como el “heredero al trono de la 4T”.
Loret de Mola asegura que no se trataría solo de una defensa de su nombre, sino de un intento de colocarse como la figura que lleva la línea directa con el líder fundador del movimiento: su padre.
Según el análisis del periodista, las palabras de López Beltrán también habrían tenido un destinatario inmediato: la propia Luisa María Alcalde, dirigente nacional del partido, quien se encontraba a su lado durante el podcast. La frase buscó, según Loret, anular políticamente su liderazgo al interior de Morena.
El periodista afirma que la afectada más relevante sería Claudia Sheinbaum, presidenta de la República y sucesora directa de AMLO.
Mientras ella insiste en que no ha tenido contacto con el expresidente para dejar claro que es ella quien gobierna, ‘Andy’ presume abiertamente que convive con él en su finca de Palenque, destacó Loret de Mola en su trabajo.
Loret asegura que esto envía un mensaje a las estructuras del partido: el que define las candidaturas, maneja los recursos de campaña y conserva el “bastón de mando” real, es él.
Aunque se busca posicionar como figura de poder, Andrés Manuel López Beltrán no llega con las manos limpias. Diversos reportajes periodísticos han documentado presuntos casos de corrupción y tráfico de influencias en los que su nombre aparece ligado directa o indirectamente.
Uno de los más sonados fue la investigación de Aristegui Noticias, Proceso y CONNECTAS que reveló cómo el programa “Sembrando Vida” pudo haber beneficiado a “Rocío”, la marca de chocolate impulsada por López Beltrán.
Aunque no hay procedimientos judiciales abiertos, el caso generó fuertes cuestionamientos sobre conflicto de interés y uso de programas sociales con fines privados.
Otra investigación, esta vez de Mexicanos Contra la Corrupción y la Impunidad, vinculó a Jorge Amílcar Olán, amigo cercano de López Beltrán, con la obtención de contratos por más de 490 millones de pesos, relacionados con la construcción de la refinería Dos Bocas y compras gubernamentales en el sector salud.
La empresa Romedic, también ligada a Olán, obtuvo contratos millonarios con gobiernos morenistas para la compra de medicamentos, a pesar de enfrentar señalamientos por incumplir requisitos regulatorios de COFEPRIS.
Como secretario de Organización de Morena, López Beltrán ha tenido resultados cuestionables en su primera gran prueba electoral. En Durango, donde operó directamente la estrategia electoral del partido, Morena perdió terreno clave en los comicios municipales de 2025.
Columnistas como Viridiana Ríos han destacado que su estilo de gestión, basado más en hojas de Excel y regaños desde la distancia que en la cercanía con las bases, ha sido contraproducente.
“La voracidad nunca ha sido buena consejera y mucho menos en la política”, apuntó.
Además, decisiones como como la afiliación de expriistas, entre ellos Alejandro Murat y el intento de empadronar a Miguel Ángel Yunes, generaron molestia y desconcierto en la militancia morenista, al considerar que diluyen la identidad del partido.
El Wall Street Journal también puso a López Beltrán en la mira tras la elección judicial del 1 de junio de 2025. Según un reportaje de este medio, la baja participación fue “un revés” para el hijo de AMLO, a quien atribuye la responsabilidad de movilizar a las bases morenistas.
El diario estadounidense lo describe como el nuevo operador de la maquinaria política de Morena, pues fue el encargado de asegurar que los beneficiarios de programas sociales acudan a votar. Sin embargo, los resultados no fueron los esperados y dejaron en evidencia la falta de efectividad en su estrategia.
A diferencia de otros expresidentes que se retiran completamente de la política, el legado de Andrés Manuel López Obrador parece mantenerse activo a través de su hijo.
El ascenso de ‘Andy’, sumado a su protagonismo en eventos oficiales del partido, ha desatado rumores sobre una posible “dinastía” lopezobradorista.
Pero lejos de la legitimidad que su padre construyó a lo largo de décadas de lucha social, López Beltrán enfrenta cuestionamientos, tanto dentro como fuera del partido, por su falta de trayectoria, sus malos resultados, su cercanía con personajes señalados por corrupción, y, principalmente, por su obsesión por figurar y tomar las riendas del poder.