
Foto: Cuartoscuro
El descarrilamiento en Yucatán reavivó críticas hacia el proyecto emblemático de AMLO, marcado por sobrecostos, corrupción y daños ambientales.
El martes 19 de agosto de 2025, un vagón del Tren Maya se descarriló en la estación Izamal, en el tramo 3 que conecta Mérida con Cancún.
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De acuerdo con los reportes oficiales, no hubo heridos, aunque pasajeros fueron trasladados en autobuses a sus destinos.
Este nuevo incidente, que se suma a una lista de percances previos, volvió a poner bajo la lupa al megaproyecto emblema del expresidente Andrés Manuel López Obrador.
Desde su planeación, la obra ha estado rodeada de señalamientos que van desde sobrecostos millonarios hasta denuncias por corrupción y daños ambientales.
El 15 de diciembre de 2023, López Obrador inauguró la primera etapa del Tren Maya en Campeche, aun cuando la obra estaba inconclusa.
“Es una obra magna, no exageramos si decimos que no hay una obra así en la actualidad en el mundo, y se logró también en tiempo récord”, dijo entonces el mandatario.
Pese a la ceremonia, se trató de una preapertura: varias estaciones no estaban listas y los ajustes operativos se prolongaron por meses.
De acuerdo con información de una investigación publicada por México Evalúa, el costo del Tren Maya se disparó respecto al presupuesto inicial.
Mientras López Obrador prometió que costaría cerca de 156 mil millones de pesos, al cierre de su sexenio la cifra ya rondaba los 544 mil millones, es decir, un incremento de más del 170%.
Diversas organizaciones advirtieron que esta mala planeación dejó en el abandono otros sectores estratégicos como ciencia, salud o educación.
Investigaciones de medios como Latinus y Mexicanos contra la Corrupción (MCCI) documentaron la supuesta red de negocios encabezada por Gonzalo “Bobby” López Beltrán, hijo del expresidente, junto con su hermano Andy.
En audios revelados por Latinus, Amílcar Olán —amigo cercano de los López Beltrán— describió cómo operaba la venta de balasto, material clave para las vías del tren. En una de las conversaciones se escucha:
“Ya cuando se descarrile el tren (Maya), ya va a ser otro pedo”, dijo un integrante de la red sobre la baja calidad del material entregado.
Aunque López Obrador negó los señalamientos, nuevas grabaciones siguieron vinculando a sus hijos con contratos y pactos relacionados con la obra.
Pese a las expectativas de atraer miles de turistas y usuarios al día, la realidad ha sido muy distinta.
Según información de TV Azteca, en sus primeros meses de operación apenas promedió dos reservaciones diarias en algunos tramos.
En total, en poco más de un año de servicio el tren transportó a un millón de pasajeros, una cifra que, comparada con sistemas ferroviarios europeos, equivale a lo que se mueve en menos de 48 horas.
El bajo uso ha llevado a que algunos tramos solo operen con corridas limitadas a ciertos días de la semana, señaló el diario El Economista.
Desde el inicio, colectivos ambientalistas denunciaron que el Tren Maya representaba un ecocidio por la tala de millones de árboles y el daño a cenotes y cuevas en la península.
Incluso la propia Semarnat terminó reconociendo en 2025 los efectos negativos de la construcción.
“La restauración que requiere una obra como la del Tren Maya es una restauración tan integral porque tiene que haber reforestación. Las propias comunidades pueden ser las que nos ayuden a restaurar el ecosistema forestal”, admitió la secretaria Alicia Bárcena.
Además, MCCI documentó que la Sedena arrasó con selva para construir seis hoteles sin contar con manifestaciones de impacto ambiental completas.
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El descarrilamiento en Izamal no es un hecho aislado. El proyecto ya acumula varios incidentes:
Aunque no se han reportado víctimas mortales, cada percance ha reforzado la percepción de improvisación y riesgos en la operación del Tren Maya.
El accidente en Izamal reavivó los cuestionamientos hacia una de las obras más polémicas de la 4T.
Mientras el gobierno defendió el Tren Maya como motor de desarrollo para el sureste, los sobrecostos, la baja demanda, las denuncias de corrupción, los daños ambientales y los constantes accidentes encienden los cuestionamientos sobre si la obra cumplió con las promesas con las que fue concebida.