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El Cartel de Caborca: la dinastía Quintero que se apropió de la ‘perla del desierto’

Tras salir de la cárcel en 2013, Caro Quintero fundó El Cártel de Caborca para retomar sus actividades criminales

Captura Rafael Caro Quintero

Foto: Cuartoscuro

Salvador Maceda

Salvador Maceda

Publicada: nov 21 a las 07:00, 2025

En el tablero del narco mexicano hay nombres que hacen ruido global, pero en el desierto de Sonora hay uno que camina con paso propio. El Cártel de Caborca nació de la mano de un narcotraficante legendario, Rafael Caro Quintero.

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Y aunque su detención y extradición a Estados Unidos parecían marcar el final, el grupo no se apagó; se replegó, se reorganizó en familia, tejió alianzas y se metió de lleno a una guerra por las rutas fronterizas.

Para 2025, fuentes nacionales e informes oficiales lo reportan como una estructura activa, con mando propio, socios estratégicos y una disputa central contra la facción de “Los Chapitos”, que opera en Sonora, por uno de los corredores más codiciados hacia Estados Unidos.

Origen y ascenso

La historia moderna del Cártel de Caborca comienza en 2013, cuando Rafael Caro Quintero sale de prisión. Viejo amigo de los también legendarios Miguel Ángel Félix Gallardo, “El Jefe de Jefes”, y Ernesto Fonseca Carrillo, “Don Neto”, con quienes fundó en la década de los setenta el ya extinto, poderoso y monopólico Cártel de Guadalajara.

Caro Quintero, en su estrategia por regresar al negocio y frenar el avance de “Los Chapitos” impulsa una facción propia asentada en la ciudad de Caborca, conocida como “la perla del desierto”.

Caro Quintero y El Viceroy

Foto: Especial

El plan no era conquistar el país, sino recuperar y blindar un territorio que, por su geografía, se volvió decisivo. El desierto sonorense siempre ha sido codiciado por el narco, porque es una puerta de trasiego hacia Arizona.

La recaptura de Caro Quintero en julio de 2022 parecía el cierre del capítulo, pero la DEA, en su Evaluación Nacional de Amenazas de Drogas 2024, sostiene lo contrario. “Los Chapitos” han estado peleando contra su organización, por el control del desierto de Sonora. El cartel, entonces, dejó de ser el proyecto de un solo hombre y se volvió una herencia operativa que siguió moviéndose.

Los líderes actuales y la cabeza de la organización

En 2025, la conducción quedó en manos del linaje. En 2017 convocó a su círculo familiar para recuperar plazas en el desierto; ahí se sumaron sus sobrinos Rodrigo Páez Quintero y José Gil Caro Quintero que desde entonces operaron como el primer anillo del proyecto.

Tras la recaptura de Caro Quintero, esa estructura quedó en manos de la misma familia. Las fuentes de 2025 señalan a José Gil Caro Quintero “El Pelochino” como cabeza del cartel, y colocan debajo de él a sus hijos como operadores de nueva generación.

Por un lado está Martín Caro Monge “El M” o “El Uno”, identificado como hijo de El Pelochino y sobrino de Caro Quintero, señalado en 2025 como pieza de mando dentro de la organización. Por el otro, Jesús José Gil Caro Monge “Kikil”, hermano de “El M”, aparece como operador directo en la logística del grupo. El propio gobierno de Estados Unidos ubica a El Pelochino y a “Kikil” como coordinadores de envíos marítimos de droga y en 2023–2024 fueron sancionados por OFAC junto con su padre como parte de esa red.

Presencia y búnker territorial

El corazón del cartel sigue siendo Sonora. La evaluación estadounidense de 2024 sitúa el conflicto en el desierto y ubica a Caborca como punto focal del corredor hacia Arizona.

En 2025, la “perla de desierto” se ubica como plaza de operación y choque, con ofensivas intermitentes que bajan a pueblos y carreteras del norte del estado. La organización mantiene su búnker en la franja Caborca–Pitiquito–Altar porque ahí se controla el paso al norte.

Pero el grupo tiene huellas fuera de Sonora, con referencias a conexiones operativas en Veracruz, en la zona de Nautla, y señales de presencia en Quintana Roo dentro de reacomodos criminales del sureste. La expansión es selectiva; el centro de gravedad sigue en el corredor fronterizo sonorense.

Alianzas que sostienen al cartel

La organización criminal se sostiene con alianzas funcionales. La familia Quintero se mantuvo vigente aliándose con remanentes de los Beltrán Leyva, especialmente con Fausto Isidro Meza Flores, “El Chapo Isidro”, y con Óscar Manuel Gastélum “El Músico”, además de redes asociadas. Son pactos para sumar hombres, armas y rutas en Sonora en plena guerra con “La Chapiza”.

En el tablero mayor de 2025, la facción de “La Mayiza” del Cártel de Sinaloa buscó apoyo de Caborca para enfrentar a los hijos de Joaquín Guzmán Loera.

Capos caídos en tiempos de la 4T

Foto: Especial

Rivales y guerras por territorio

El enemigo central tiene nombre propio. En 2025, las fuentes nacionales coinciden en que el choque mayor de Caborca es contra la facción de Los Chapitos que opera en Sonora, cuyo brazo armado regional aparece identificado como “Los Deltas”.

La DEA ya había enmarcado esa pelea como disputa por el desierto; Es un conflicto activo.

La guerra dejó golpes visibles este año: en febrero, se informó de la captura de “El Keka”, líder de Los Deltas en Caborca; y en mayo se reportaron detenciones de integrantes de “La Plaza”, señalada como ala armada de Caborca. Cada caída confirma que la pelea es por brechas, cruces y carreteras que conectan el desierto con la frontera.

La mira de Estados Unidos desde 2024

Para Washington, el apellido Quintero era un expediente abierto desde hace décadas. La Evaluación Nacional de Amenazas de Drogas 2024 reconoce por nombre al Cártel de Caborca y lo ubica en guerra por Sonora. En 2025, la DEA ya no incluyó al grupo delincuencial en su reporte, no porque haya desaparecido sino porque le perdió interés tras la extradición de Caro Quintero en febrero de 2025.

El capo es señalado como responsable del secuestro, tortura y asesinato del exagente de la DEA Enrique “Kiki” Camarena, un caso que detonó una persecución histórica.

Familia de Kiki Camarena demanda a Caro Quintero

Foto: Especial

Las agencias estadounidenses documentan en 2025 que El Pelochino y su red están bajo la lupa de su gobierno como herederos operativos de Caro Quintero. La prioridad no es solo memoria pues el corredor sonorense sigue siendo una puerta sensible hacia Arizona y por eso la organización permanece en la mira.

El Cártel de Caborca no aparece en 2025 como un gigante mediático, pero sí como una organización que no murió con su fundador. Desde su búnker sonorense, con mando familiar, alianzas tácticas y una guerra contra la facción chapita en Sonora apoyada por Los Deltas, el grupo sigue escribiendo su historia en la arena caliente del desierto, bajo una mirada cruzada de México y Estados Unidos.