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El nuevo titular de la Corte tendrá “poderes” limitados, pues la reforma judicial quitó atribuciones a la presidencia del máximo tribunal
Este 1 de junio se llevaron a cabo las primeras elecciones del Poder Judicial, con las cuales se renovará la Suprema Corte de Justicia de la Nación, así como el Tribunal Electoral, los juzgados de distrito y los tribunales colegiados.
Uno de los cargos más importantes, y en los que se ha centrado la atención mediática, es el de ministros, sobre todo quién encabezará el órgano.
De acuerdo con los cómputos distritales, Hugo Aguilar Ortiz es el candidato que tiene más votos, cerca de 5.8 millones, por lo que se perfila para ser el próximo presidente de la Corte.
Sin embargo, el abogado mixteco se encontrará con un par de cambios producto de la reforma judicial publicada en septiembre de 2024, pues a diferencia de otras presidencias, su “poder” de maniobra se verá acotado.
Hugo Aguilar y las cuatro Ministras electas que dirigirán la Corte los siguientes años, no tendrán un lugar en el Tribunal de Disciplina Judicial (TDJ) ni en el Órgano de Administración Judicial (OAJ); ambas instancias reemplazan al Consejo de la Judicatura Federal.
Desde 1995, los presidentes de la Corte manejaban la administración y nombramientos de mandos del tribunal, y también presidían el CJF, un órgano administrativo y de vigilancia de los más de 900 juzgados y tribunales federales.
Según la nueva Ley Orgánica del Poder Judicial de la Federación, sólo se conservará la facultad de proponer al Pleno los nombramientos de Secretario y Subsecretario General de Acuerdos, dejando de lado la de “nombrar a los servidores públicos de la Corte”
La reforma judicial creó la Unidad de Administración de la Suprema Corte, la cual tendrá facultades en materia de compras, recursos humanos y relaciones laborales, inmuebles, obras públicas, tecnologías de la información, y todos los relacionados.
Esta unidad responderá al Órgano de Administración Judicial y no a la Presidencia de la Corte.
El nuevo presidente de la Corte ya no estará a cargo de elaborar el presupuesto del máximo tribunal, pues ahora será la Unidad de Administración la que hará una propuesta, la cual se enviará al Órgano de Administración Judicial quien tendrá la decisión final.
El presidente tampoco tendrá atribuciones para aplicar sanciones administrativas a sus funcionarios, pues ahora todo lo harán el OAJ y el TDJ.
Las facultades que el presidente de la Corte sí mantiene son las jurisdiccionales, es decir, podrá tramitar los asuntos que llegan a la Corte, conducir los debates en el Pleno y aplicar el voto de calidad en casos de empate.
El principal “poder” del nuevo presidente de la Corte será el control de los asuntos que se enlistan para sesión del Pleno; además del desechamiento de amparos directos en revisión.
Con casi el 100% de las actas computadas, Hugo Aguilar registra más de 5.8 millones de votos a su favor, por lo que se perfila para presidir el máximo tribunal.
En segundo lugar quedaría Lenia Batres, con 5.6 millones de votos, mientras que en tercer lugar se ubica Yasmín Esquivel, con 5 millones de votos.
El resto de lugares se conformaría de la siguiente manera: