
Foto: Cuartoscuro
El tricolor había echado al exdiputado tras criticar la reelección de su actual dirigente nacional
El Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) revocó la expulsión de Enrique Ochoa Reza del PRI tras concluir que fue indebida la sanción impuesta por el partido por disentir y criticar a su dirigente Alejandro Moreno ‘Alito’.
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Pese a que el magistrado Felipe Fuentes presentó un proyecto que proponía devolver el caso a la Comisión de Justicia del PRI para que lo reformulara, la mayoría de los magistrados del TEPJF rechazó esta idea.
Consideraron que ya había pasado demasiado tiempo y que la Sala Superior debía resolver el asunto de fondo.
Los magistrados Reyes Rodríguez Mondragón, Janine Otálora y Mónica Soto argumentaron que las críticas de Enrique Ochoa Reza, en particular sobre la intención de “Alito” Moreno de reelegirse a través de reformas estatutarias, están protegidas por el derecho a la libertad de expresión de todo militante.
Subrayaron que estas críticas, aunque severas o incómodas para la dirigencia, no constituyen insubordinación, rebeldía o un intento de dañar la imagen del partido, sino un ejercicio válido del derecho a disentir dentro de una organización política democrática.
Con esta decisión, la expulsión de Enrique Ochoa Reza quedó sin efecto, y se sentó un precedente importante: las críticas de la militancia hacia Alejandro Moreno o la dirigencia del PRI no pueden ser consideradas como actos ilícitos o de deslealtad, sino como parte de la libertad de expresión.
El PRI expulsó a Enrique Ochoa Reza por criticar públicamente a su dirigente nacional, Alejandro Moreno, y disentir de las decisiones que estaba tomando al interior del partido.
Las críticas de Ochoa Reza se centraron en las reformas estatutarias aprobadas en la Asamblea Nacional en 2024 para permitir la reelección de Alejandro Moreno al frente del PRI, lo que calificó como un “secuestro” del partido y un intento de “quedarse” con la institución.
Ochoa Reza cuestionó que la asamblea no incluyera a los distintos grupos y fuerzas dentro del partido, y que se llevara a cabo “en lo oscurito” y “a prisa”, sin esperar la validación del INE para los cambios estatutarios.
La Comisión de Justicia Partidaria del PRI interpretó estas críticas como “desacato, desobediencia, indisciplina, rebeldía, insubordinación y oposición a la normativa interna” del partido, lo que llevó a su expulsión.