
Foto: Cuartoscuro
Lenia Batres critica al TEPJF por inequidades, pese a que fue ese mismo tribunal el que avaló su llegada a la Corte.
La ministra de la Suprema Corte, Lenia Batres, se volvió a colocar en la mira de las críticas: cuestionó los criterios del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF), a los que acusa de estar plagados de inequidad y de interpretaciones interesadas que favorecen a unos y castigan a otros.
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“Es muy importante que la autoridad electoral de nuestro país tenga límites… que se transparente y que se mande un ejemplo muy claro en la actuación de los órganos tanto administrativos como jurisdiccionales… que no dejen nunca dudas frente a la sociedad de que están actuando de manera equitativa, imparcial y objetiva", dijo Batres durante su intervención.
Y agregó con mayor dureza:
“En nuestro país ha habido escándalos de fraudes electorales que tienen muchísima evidencia que en el que la autoridad electoral ha definido no abrir una sola casilla y es más destruir el material comprobatorio en lugar de dejar transparencia en esos casos.”
Sin embargo, el contraste resultó inevitable para juristas y usuarios de redes sociales pues se trata del mismo tribunal que avaló su llegada a la Corte en la elección judicial de agosto pasado, un proceso marcado por la polémica “operación acordeón”.
El término, acuñado en redes y medios, alude a las papeletas con listas de candidatos que los votantes llevaban dobladas, como quien esconde un truco escolar en el bolsillo.
Una metáfora de trampas disfrazadas de legalidad que acompañó a la primera elección popular de ministros, magistrados y jueces en México.
Tanto cibernautas como magistrados dentro del propio tribunal, evidenciaron pruebas de esos “acordeones”.
En redes sociales, usuarios no dejaron pasar la paradoja.
Batres hoy juzga al tribunal que la hizo ministra, pese a que en su primera etapa fue duramente cuestionada por ser una imposición directa del expresidente Andrés Manuel López Obrador, quien la designó en 2023 para cubrir la vacante de Arturo Zaldívar.
Desde ese momento, su figura estuvo marcada por la sospecha de favoritismo y por el rechazo de amplios sectores que vieron en ella un nombramiento político más que un mérito judicial.
A esa carga inicial se suman múltiples episodios que han reforzado su imagen negativa.
Ha sido exhibida por confundirse en votaciones, sin saber qué se estaba resolviendo; se le ha visto perder sus propios escritos en el sitial en pleno debate; y fue duramente criticada por asegurar que el juicio de amparo es lo mismo que una controversia constitucional.
En diversas ocasiones, sus intervenciones erráticas se han vuelto tendencia en redes, donde las burlas y cuestionamientos se multiplican. Además, se le reprocha que sus participaciones en la Corte no parecen posturas jurídicas, sino consignas propias de un mitin político, cargadas de retórica partidista más que de razonamientos técnicos"
El discurso de Batres recuerda a quien dispara flechas contra un espejo olvidando que es el mismo que le dio reflejo.
En su caso, la paradoja es aún mayor. El Tribunal Electoral al que hoy reprocha inequidades es el mismo que cargó con las críticas por haber legalizado la elección que la encumbró, pese a las denuncias de fraude y a las imágenes de “acordeones” que marcaron esa jornada".
En la conversación pública lo que resalta es la contradicción.
La ministra critica inequidades en el tribunal que validó las urnas que la sentaron en la Corte, mientras arrastra el estigma de haber llegado por imposición política y de acumular pifias que alimentan su descrédito.